
11 de Abril. Día Mundial del Párkinson.
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa, de etiología desconocida, en la que existe en los pacientes afectos un déficit del neurotransmisor dopamina. Es muy frecuente en nuestro país, por cada 1.000 habitantes eran 2,74 los que la sufrían, según datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística en una encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia en el año 2008. Actualmente serán alrededor de 130.000 personas en España o incluso más.
La enfermedad de Parkinson muestra una sintomatología muy variable. Lo más frecuente es que aparezca con temblor aunque se pueden dar otros síntomas como rigidez muscular, bradicinesia (lentitud en el movimiento) y alteración de la marcha y de los reflejos posturales. Este año, con motivo del día mundial del Parkinson, la Federación Española de Párkinson mediante la campaña Señales Invisibles dan visibilidad a las dificultades que poseen las personas con Parkinson en el lenguaje escrito, concretamente con la omisión de letras durante la escritura.
Todo esto supone la interrupción en la vida diaria de una persona con Parkinson porque funciones como caminar, vestirse, sentarse, respirar, hablar, escribir, lavarse los dientes, comunicarse, comer… en definitiva una lista muy larga de tareas pueden verse comprometidas a medida que la enfermedad avanza.
Ahora pensemos la implicación profesional, no sólo personal, que esta enfermedad supone para una persona. Si antes cantaba, ahora no es capaz de terminar una canción o llegar a una nota alta. Si antes daba clase, ahora no es capaz de terminarla sin fallarle la voz o quedarse sin ella. Esta lista también se puede hacer muy larga. No queremos centrar la atención en tareas que no puedan realizar sino en lo que debemos hacer para que continúen haciéndolas.
¿Cómo ayudamos el personal rehabilitador en esta enfermedad?
El primer objetivo del equipo transdisciplinar es frenar el transcurso evolutivo progresivo de la enfermedad. Teniendo en cuenta factores que rodean a la persona y a su entorno como pueden ser el estado físico y cognitivo del paciente antes de la enfermedad o su edad, así como los datos obtenidos de una valoración objetiva, se podrá establecer un tipo de tratamiento rehabilitador u otro.
Cabe aclarar que nuestro trabajo no será contribuír a que la enfermedad desaparezca ya que ésta no se cura. Nuestro tratamiento servirá para frenar y mantener las condiciones fisicas y cognitivas de la persona el máximo tiempo posible de manera que repercuta lo menos posible a las funciones que realiza en la vida diaria. Es por eso que contar con un equipo transdisciplinar de fisioterapia, logopedia, terapia ocupacional y psicología es fundamental en estos casos y recomendable al inicio de la enfermedad, tras su diagnóstico.